lunes, 26 de marzo de 2012

¿Cómo se inicia un negocio desde cero?

De sobra es conocida por todos la situación actual del mercado de trabajo. La crisis está haciendo que para muchas personas la salida, además de buscar empleo en el extranjero, sea la de crear su propio negocio o auto empleo. Sin duda, una opción a tener muy en cuenta dadas las circunstancias.

La alternativa a estas dos es esperar y encontrar un trabajo (si es que tu economía te lo permite). Pero para aquellos que creen que merecería la pena intentar iniciar un negocio propio o un auto empleo, además de ofrecerle mi apoyo y admiración, les indico humildemente cómo creo yo que deberían abordar el asunto.

Ante todo, hay que decir que iniciar un negocio no es fácil. Se requiere mucho esfuerzo y seguridad en si mismo y en lo que crees. Pero es fundamental tener una visión general sobre cuál es el punto de partida, cuales son los pasos a dar y cuales son los resultados que se desea obtener. Si esto no se tiene claro, es como dar palos de ciego ante un mercado que no perdona. Es como ir a la deriva.

El punto de partida consistiría en, primero saber dónde está uno. Hay que ser realista y aunque soñar es gratis y emprender un negocio puede parecer algo grande, nos podemos equivocar. Todo tiene un límite y debemos saber dónde está el nuestro.

En segundo lugar habría que recopilar mucha información y analizarla adecuadamente. Trabajar en la idea de negocio conlleva realizar un plan que nos fuerce a pensar cómo se va a desarrollar el negocio, es decir, cuales son los pasos a realizar.

La realización de este plan conlleva hacer el análisis del mercado (clientes, competidores, precios, etc.), nuestra estrategia para introducirnos y competir en dicho mercado (cómo nos vamos a diferenciar de nuestros competidores, cual es el segmento de mercado al que nos vamos a dirigir, nuestros canales de comunicación y distribución, nuestra relación con los clientes, etc.,) y por último nuestro plan financiero donde se establezca la estructura de ingresos y gastos, así como la cuantía de la inversión a efectuar y nuestra previsión de tesorería.

Todo ello marcará y nos cuantificará cuanto dinero se debe arriesgar y obtener para financiar mi proyecto (hasta que el propio negocio haya sido capaz de devolver dicha inversión y sea auto suficiente).

Algunos emprendedores, se aventuran a iniciar un negocio sin tener esta información debidamente analizada y pensada. Mi consejo sería no dar ningún paso sin que lo anterior no se tenga bastante claro.

Después de lo anterior, nuestro emprendedor "aventurero", asumiendo el reto que él mismo se ha marcado y después de muchas noches sin dormir pensando y reflexionando, pasará del papel a la acción.

Poco a poco irá poniendo en marcha su plan (diseño de su marca, folletos, Internet, base de datos de clientes potenciales, etc,.) hasta conseguir realizar la venta del primer cliente. Cuando digo cerrar la venta me refiero a todo el ciclo, es decir, comunicar mi producto o servicio, venderlo y cobrarlo. Con el mismo ímpetu y sacrificio que el primero, cerrar el segundo cliente y así sucesivamente, hasta hacer que las "cuentas salgan". Esto nos lleva a la tercera fase que es la de obtención de resultados.

Esto implica que el emprendedor, debe tener la capacidad de medir los datos que produce el negocio y controlar la eficacia y eficiencia de las actividades que se desarrollan en él, esto es, "control de la gestión". Para ello es muy importante disponer de un sistema de información que muestre la situación económica del negocio para así analizar los ingresos y los gastos y compararlos con el plan financiero pre establecido.

Las desviaciones que se produzcan tanto en los ingresos como en los gastos, deberán llevar a reflexionar sobre qué aspectos mejorar o cambiar para resolver dichas variaciones.

Por otra parte, el emprendedor y ya empresario, nunca debe perder la percepción que los clientes tienen de su negocio y cuales son sus necesidades. Esto le llevaría a estar constantemente en una actitud de evolucionar según lo hagan sus clientes.

Al fin y al cabo, los empresarios y emprendedores que se mantienen en el mercado, son los que han sido mejores adaptándose a las necesidades de los clientes y los que mejor han sabido ofrecer un "valor añadido" a sus productos o servicios.






 
   


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